lunes, 9 de abril de 2012

La vida se repite


Después de veinte años sin recibir visitas llamaron a la puerta.
Cuando miró por la mirilla no vio a nadie, abrió la puerta y allí estaba él.
Era su amigo imaginario de la infancia, había cambiado demasiado, estaba irreconocible, se había convertido en un completo inútil.
 Había pasado demasiado tiempo solo y no le dejó entrar, cerró la puerta, volvió a mirar por la mirilla y su amigo imaginario de la infancia ya no estaba.
Reflexivo volvió a su sillón antediluviano, se encendió un pitillo y poniéndole caras a los muebles de aquella casa arcaica no se volvió a sentir solo nunca más.