domingo, 9 de enero de 2011

Las sabanas revueltas y una silla atascaba la puerta. Me gustaría describir el fuego que la consumía por dentro, pobre chica muerta en vida...pobre... apenas sin despedirse en una nota con cinco o seis lineas se podía ver la tinta corrida a causa de las lagrimas. Mientras caía por un agujero negro lleno de recuerdos, como en una sala de cine donde ella era la única mujer que había comprado la entrada para ver esa película, la película que llevaba por titulo su nombre. Tumbada en un suelo inexistente se fue perdiendo la luz de sus ojos verdes, su cuerpo estaba tirado en el suelo, sin vida y castigado.
Ahora yo te echo de menos, soy adicto a tu voz, en algún lugar de mi memoria está lo que me olvide de decirte, y algún día cuando nos reunamos, te contaré.